Por Daniela Morales Silva
Después de 69 años, han quedado fuera de servicio las instalaciones de la Cruz Roja ubicadas en el número 1100 de la calle 5 de febrero esquina con Reforma.
Ahora la benemérita institución brinda atención en el bulevar José María Patoni, a un costado del DIF Estatal. El hoy “antiguo” edificio de la Cruz Roja guarda historias de dedicación que merecen ser contadas, en este reportaje especial entrevistamos a parte del equipo que ha dado atención a miles de duranguenses.
Un edificio de amigos y familia
La doctora Mónica Gracia Candía, coordinadora de servicios médicos de la Cruz Roja en Durango, puntualizó que hace durante casi 70 años se brindó atención en calle 5 de febrero, primero con un edificio más pequeño, de una sola planta y algunos servicios.
En 1954 se construyó el edificio que actualmente se tiene, con un apoyo del gobierno estatal y federal, en el cual siguen teniendo clases los alumnos del Instituto de La Luz.
“Todo mundo sabe donde quedaba la Cruz Roja, tu te podías subir a un trasporte público y decirles que te llevaran a la Cruz Roja sin que fuera necesario darle la dirección exacta”.
Señaló que durante todos los años de funcionamiento de este edificio se identificó la Cruz Roja como un centro de atención de trauma, por lo que, si alguien se cortaba, caía, quemaba o golpeaba, sabían que la institución era la primera opción a donde se podía acudir.
La doctora Mónica tiene poco más de 31 años trabajando en la Cruz Roja, su historia comenzó en el área de juventud, una coordinación en donde se desarrolla trabajo comunitario donde se aceptan menores de edad, después se integró al área de socorros en el servicio de ambulancia, previa formación en Técnico de Urgencias Médicas, y al terminar la carrera de Medicina se integró al área de servicios médicos, capacitación, donde actualmente se encuentra.
“Estar en nuevas instalaciones, en una nueva sede, mucho más grande, ya con un grado de hospital, con cuestiones mucho más técnicas, lo que se sigue extrañando del edificio, más que las paredes o la ubicación, son las situaciones, el hecho de que ahí hiciste amigos, familia, yo aquí tuve la oportunidad de compartir servicios de ambulancia con mi padre, con mis hermanos, con mis amigos, casarme, tener mi hijo dentro de este equipo de trabajo”.
Un edificio que forma parte de la historia de Durango
El coordinador local de Socorros, Rubén Armando Rubalcaba, señaló que el edificio de la Cruz Roja en calle 5 de febrero forma parte de la historia de Durango, más de 60 años de dar atención en ese espacio.
Desde hace casi 40 años estuvo trabajando en el edificio, por lo que mencionó que las nuevas instalaciones, inauguradas hace algunas semanas, será el cuarto edificio en el que estará trabajando para la institución. El primero estaba en calle 5 de febrero, era de una sola planta, para construir el que actualmente se tiene en ese espacio tuvieron que “mudarse” a dar atención en bulevar Felipe Pescador.
“No sé si nos vayamos a llevar todas las historias que se mencionan dentro de la institución como los fantasmas y más anécdotas que forman parte de la Cruz Roja”.
Y hablando de fantasmas e historias, contó que casi todos los trabajadores, que tienen muchos años en la Cruz Roja, han visto o escuchado cosas, “en el primer edificio mencionaban que a las 12 de la noche pasaba una carreta de aquí al panteón de oriente, en una ocasión yo si la vi, no se me hizo extraño, hasta que escuchas la platica es cuando lo analizas y lo piensas”.
Mencionó que hay también se escuchan ruidos, o de pronto hay quienes iban a preguntar por gente que trabajaba en la Cruz Roja y que ya había fallecido, “a lo largo de la historia de la institución ha pasado, mucha gente puede contar anécdotas que presenciaron”.
Ahora, dijo, se construirán nuevas historias en el nuevo edificio, con nuevas experiencias y nuevas formas de trabajo ante las instalaciones de primera.
Nostalgia al cambio
Verónica Quiñones Leal, titular de la coordinación de veteranos de la Cruz Roja, trabajó durante 27 años en el edificio en calle 5 de febrero, “desde que yo era joven estuve en la escuela de Medicina, y aquí tomábamos clases cuando no estaba como tal, cuando yo entre a la escuela de Técnicos de Urgencias Médicas me tocó estrenar estas céntricas instalaciones”.
Mencionó que se siente añoranza al estar en las nuevas instalaciones, “la semana pasada que fue yo me sentía como que no estaba ni siquiera en Durango, que estaba en otro hospital, en otro lado, hay nostalgia, pero no estamos negados a los nuevos cambios, allá vamos a tener más oportunidades, vamos a avanzar más”.
Señaló que durante todos estos años vivió miles de anécdotas en el edificio “de 5”, una de las que más la marco fue que tras terminar de ver el tema de “vías aéreas” cuando al siguiente día su hijo se estaba ahogando con un dulce, “mis hijos estaban chiquitos cuando yo ingrese aquí, mi hija me aviso que el niño se estaba ahogando, le hice yo la maniobra de Heimlich”.
Ese día su hija le pidió que nunca dejará la Cruz Roja, “hasta que Dios me lo permita voy a seguir, fue una promesa que le hice yo a una niña de seis años y después de 27 años estoy aquí, yo nada más venía a hacer un curso para enfrentarme a la vida”.