El papa Francisco abogó por un “salario universal”, con la intención de que cada persona pueda acceder a los más elementales bienes de la vida, y por la reducción de la jornada laboral, como medida para un mayor acceso de todos al trabajo.
Mediante un mensaje con motivo del IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares, el pontífice expresó, “este sistema, con su lógica implacable de la ganancia, está escapando a todo dominio humano. Es hora de frenar la locomotora, una locomotora descontrolada que nos está llevando al abismo. Todavía estamos a tiempo”.
Argumentó que hay una necesidad importante de cambiar el actual sistema socio-económico y pidió a gobiernos, políticos, empresas y líderes religiosos que ayuden en este objetivo.
Al mismo tiempo, exigió la liberación de las patentes de las vacunas, la condonación de la deuda de los países pobres y el cese de la destrucción de bosques, humedales y montañas, por parte de las grandes corporaciones extractivas, así como de la contaminación de ríos y mares, y de la intoxicación de pueblos y alimentos.
Pidió a los gobernadores y políticos que trabajen por el bien común de los trabajadores, que cuiden sus salarios y las jornadas laborales, con la intención de que laboren las horas establecidas y puedan tener acceso a lo necesario para su día a día.