Jourdan Jefferie
Una montaña tan alta, pero tan alta, que nunca se podía ver la cumbre siempre estaba cubierta de nubes. Solo el viento podía llegar a esa altura. En el tope de la montaña había dos árboles; eran muy valientes porque eran los únicos capaces de vivir en ese sitio. Los dos árboles estaban atan altos que no se podían ver sus copas.
Uno de ellos era un roble, muy elegante, serio y serio; él se creía el árbol más fuerte y bello de todo el mundo; a su lado otro árbol era un pino, también muy elegante era más flexible y tierno, sus puntas estaban a la altura del roble, sin embargo el roble era considerado como el mejor.
Un día de diciembre, que era el mes de mayor frio, un viento del sur sopló, ambos árboles sintieron que ese viento no era igual al de todos los días, era más caliente como son los vientos del sur, era más fuerte, entonces el roble dijo: “Con mi fuerza y mi poder no hay viento que me asuste”.
El pino más sencillo dijo: “Ese viento es peligroso, no se calma más bien aumenta de intensidad; esto no me gusta”.
El viento sopló cada vez más fuerte. Hasta algunas piedras se movieron.
Aunque el viento soplaba con más fuerza el roble no temía, él se consideraba fuerte y duro y aguantaría cualquier cosa el pino que era más flexible se comenzó a doblar e incluso hubo momentos en los cuáles la punta del pino tocaba el suelo este sentía por eso un gran dolor, pero aunque se doblaba no se partía. El roble comenzó a doblarse, pero era tan rígido y fuerte que al no permitir doblarse más empezó a resquebrajarse y a perder ramas. El pino observó y dijo: “Déjate doblar un poco más así no te partirás”
Pero el orgulloso roble, le contestó:
“No, yo soy fuerte y no me doblare, yo aguantaré, ya lo verás”
Al pino no se le partió ni una sola rama, el roble al no permitir que sus ramas se doblaran, empezó a perderlas.
El viento sopló más fuerte, tan fuerte que ya las palabras no se oían. En ese momento el roble comenzó a partirse por la mitad.
El pino viendo aquella situación decidió doblarse al máximo y así al acercarse y poder soportar el peso del roble para que este no se partiera y por ello el pino quedo extenuado. Al terminar de soplar el viento, el roble se pudo enderezar y el pino siguió doblado, había sido tanto el esfuerzo que ya no pudo levantarse. El roble había perdido ramas, pero estaba de pie y al ver al pino inclinado dijo:
“Amigo pino, ¡qué gran amigo eres! Te has sacrificado por mí, yo que te despreciaba por tu debilidad, me has demostrado que la aparente debilidad en algunos casos de la vida, es lo que más fuerza nos da y que hay que ser flexibles y eso te permite tolerar los vientos, más fuertes, me has enseñado que la fuerza está en la tolerancia. Gracias aún doblado eres el más bello de los dos.
Los dos árboles están aún de pie.
Con el tiempo y algunas ramas del roble que ayudaron el pino logró enderezarse y es el pino más derecho y muy bello de aquel lugar.
Fin
Valores que destaca el autor: Amistad, tolerancia y templanza