Aunque aún faltan más de 15 días para que inicie el mes de mayo, y falta conocer los efectos económicos que ocasionará la pandemia del Coronavirus en este país, el gobierno federal sigue firme en que inicien los trabajos del súper proyecto del Tren Maya en la parte sur de México, lo cual involucra a los estados de Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Veracruz, Tabasco y Chiapas, de manera extraña -tal como se maneja en todo el gobierno de la 4T- dicho proyecto está a cargo de Fonatur, es decir del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, cuando se pensaría que esta obra corresponde a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pero, según se ve eso es lo de menos, ni una ni otra hace un buen trabajo, y tal vez ni se hará.
Según lo ha manifestado Andrés Manuel López Obrador, esta obra ferroviaria va a detonar la economía de 17 puntos en las 17 estaciones que se ha proyectado construir en los casi mil 500 kilómetros de vías, desafortunadamente hasta el día de hoy no existen los proyectos que apoyarían la obra principal, solo el ferrocarril, es decir que de concretarse, que es lo más probable, tardará años en consolidarse tal como se desea, tal vez sucederá lo mismo que con la supercarretera a Mazatlán, que sin un puerto de gran calado, pareciera un desperdicio, si se toma en cuenta que mucho se dijo que iba a sr un detonante de la economía no solo de Durango, sino de toda la región norte del país, hoy lamentablemente esta es una de las carreteras (ni siquiera autopista) más caras de México, a lo que hay que agregar que “nunca de los nuncas” ha estado en condiciones óptimas, baste recordar que a escasos dos meses de que la inauguró Enrique Peña Nieto empezaron las fallas estructurales, un ciclón de mediana intensidad ocasionó que uno de los túneles colapsara y se tuvo que cerrar por espacio de algunas semanas, situación que se ha repetido en varias ocasiones, cuando no son derrumbes, son accidentes o hasta bloqueos, nunca faltan motivos.
Desafortunadamente está demostrado que la terquedad de López Obrador no tiene límites, no ha querido escuchar las voces de los expertos, continúa viendo “moros con tranchetes” en todo y con todos, las asambleas que se han celebrado en los pueblos en donde se construirán las estaciones del tren Maya han dejado más dudas que respuestas entre los habitantes, la mayoría de estos pueblos indígenas a los que el presidente de la República piensa beneficiar, “la voz cantante” en dichas asambleas la llevan los funcionarios de Fonatur, pero se cuenta con la presencia de los representantes de dependencias como la Secretaria de Comunicaciones y Transportes, de la Comisión Nacional del Agua, de la Comisión Federal de Electricidad entre muchas otras más, no es difícil adivinar que los habitantes de estos lugares hablen y opinen de todo, menos del proyecto del tren Maya, ellos lo que piden son caminos, agua potable, la electricidad para sus comunidades, centros de salud, escuelas, empleos, lo demás para ellos es secundario, aunque sean sus terrenos en donde se piense construir las estaciones de este tren y después -no se sabe que tanto tiempo después- empezará todo lo demás, todo lo que el gobierno federal no ha proyectado aún, este es un proyecto incompleto, en donde hay más dudas que respuestas, en días en donde el dinero es escaso a pesar de lo que el presidente de la República asegure, de “trenes a trenes” el sueño de Don Pedro Ávila Nevarez parece más apegado a la realidad, pero hay de intereses a intereses y en estos momentos parece que nada ni nadie va hacer que el presidente de la República cambie de parecer, el tren Maya va, sin importar las consecuencias del proyecto.