Dos años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, un gobierno que no ha resultado polémico, sino atacado, son cosas muy diferentes. La polémica se da cuando los intercambios de opiniones son racionales y fundamentados. El ataque es cuando hay estrategia de debilitamiento sistemático, sin más fundamento que la expresión visceral que va de la burla corriente, a la grosería insultante, con absoluto vacío de contenido.
Escaso un mes después de que tomara posesión López Obrador, ya se estaban dando los ataques, excusándolo de incompetente. He leído a gente por demás mediocre diciéndole “pendejo” al presidente, un calificativo que por supuesto la gente inteligente nuca lo dice y menos en público.
Otra que dice que hay que quitarlo porque quiere llevar a México al comunismo, les pregunta uno si saben que es el comunismo y contestan con mucha suficiencia, claro, quiere quitarnos lo que tenemos para dárselo a los vagos, además, no quieren a Dios. Ignorancia pura.
Hemos visto como, una vez que un funcionario se infecta de Covid, la derecha especula que estuvo cerca del presidente, con el insano deseo de que se haya infectado el presidente, incluso, en no pocas ocasiones, han deseado su muerte y la de su familia, algo muy normal en el esquema mental de la derecha más retrograda.
Los periódicos nacionales, en su gran mayoría anti Lopezobradoristas, no pudieron, dada la contundencia de los datos, publicar encuestas que hundieran a López Obrador, y tuvieron que poner que repuntaba con 58% de aprobación. Para muchos, son encuestas sesgadas que obedecen al proyecto del golpeo.
No se imaginaban que saldría a nivel internacional una encuesta realizada por “SIMO Consulting” con una aprobación del 68,4% al presidente, publicada por el periódico español El País, de importante influencia en Europa. La derecha reaccionó mal y lento con dos encuestas patito que le dan baja aceptación a AMLO, ni ellos se la creyeron.
La derecha ha equivocado el ataque contra el presidente, sin programa, sin líderes, solo cobijados con generadores de opinión muy bien pagados, y con la credibilidad por los suelos. Se han expresado en caravanas de autos, que bien dijera un obrero, son ridículas. Ahora, solo les quedan memes y una sonrisa congelada en el rostro que pretende ser de burla y termina por ser de espanto.
Ni Felipe Calderón, haciendo declaraciones desde el rincón de una cantina de mala muerte, ni Vicente Fox, con sus clásicas declaraciones muy cercanas a la demencia senil, han podido liderear la oposición al gobierno y terminan por inclinar más la balanza hacia el presidente.
La posición a López Obrador es consecuencia de un modelo político que, ensoberbecido, nunca consideró dejar el poder. El control social era férreo, los partidos políticos negociados, la prensa controlada, los empresarios consentidos del régimen, ganado fortunas con negociaciones truculentas, y los dueños de grandes empresas aumentando sus riquezas, sin pagar impuestos y pagando salarios de hambre.
No se preocuparon por crear cuadros políticos así fueran de derecha, su método era que el poder quedara entre familia, los abuelos a los hijos, los hijos a los nietos, eso si, con preparación en el manejo empresarial, formándose para ser líderes, con doctorados en universidades del más alto nivel neoliberal. Los alcanzó el destino, ahora se estrenan como golpistas, todos queriendo ser Guaidos, que pena. O no.