🖊Opinión | La 4ª T, se desmorona

Los duranguenses vamos adelante, algunos por continuar con sus actividades cotidianas aunada a la necesidad de proveer para el sustento del hogar, sólo cumplen con algunas de las medidas establecidas por las autoridades de Salud. Las circunstancias han obligado que algunos negocios hayan cerrado y los dedicados al servicio, como restaurantes y fondas han implantado el servicio a domicilio para sostener la fuente de trabajo, el apoyo oportuno del gobierno de José Aispuro Torres a los negocios que efectúan entregas a domicilio y las que no lo tenían establecido, dotándolas de una motocicleta, es de gran beneficio para los que deseen aprovechar la oportunidad.

Por su parte los servicios de salud en la entidad están alerta y según los datos oficiales no se han presentado casos de nuevos contagios, ojalá así continuemos y que todos nos unamos cumpliendo con las medidas que se han implantado.

La planta laboral, más o menos se mantiene, aunque indiscutiblemente, se han perdido empleos.

En cuanto al desempeño del gobierno del presidente López Obrador, indiscutiblemente los ciudadanos de a pie que observamos las cosas realmente como son, nos lamentamos de las pobres y desatinadas medidas dispuestas ante la crisis de Salud, Económica, de Desarrollo y Petrolera.

Advertimos que, a estas alturas de la Pandemia, la 4ª. Transformación y todo lo que de ella se pretendía, el día de hoy no aparecen y los grandes proyectos de inversión, lo dicen los que saben, no tienen viabilidad económica.

El gobierno de López Obrador nos ha mentido desde que inició y sobre todo su confrontación y eso de echarle la culpa a los gobiernos anteriores, ya cayó. Envalentonado el nuevo “líder moral”, se lanzó contra los ricos, contra las burocracias, sin distinciones, contra los científicos, y así a diario, fuetazos al animal del odio, “fifís”, “zopilotes” para la prensa, contra las gaseras, violando contratos, contra los institutos nacionales, contra los programas sociales sin miramientos, contra el Estado Mayor Presidencial, ignorando méritos y experiencia, contra los símbolos, aunque esas comedias — el avión— trajeran pérdidas. Contra los órganos reguladores, nada de autonomía. Centralizar el poder es la consigna. Pero cada desplante de furia provoca reacciones.

Los ofendidos se organizan, médicos, científicos, universitarios, clases medias, empresarios de todo tipo, comunicadores. Es a ese país de por sí maltratado y herido al que le cae la pandemia y él sale de nuevo a pelear contra la ciencia y los datos, a sacar escapularios. Cómo verá las cosas que en lugar de aplaudir al cuerpo médico que a diario se expone, como ocurre en muchos países, en México —por el veneno circulante— ha habido agresiones a los profesionales de la salud. Increíble. Ante la pandemia debía conciliar, pero eso supone reconocer que el aparato de salud creado en el pasado tiene grandes méritos y capacidades. Supone buscar la concordia. No puede con ello. La tónica es culpar al pasado de todo, ahora sin Seguro Popular, con un tambaleante Insabi y peleado con el sector, debe enfrentar al COVID-19. De nuevo a buscar culpables, a pelear con los laboratorios y con la OPEP.

Frente a una economía que se colapsa hay un protocolo de emergencia: aumentar gasto social y deuda, diferir pagos e impuestos, adelantar los adeudos gubernamentales, dar incentivos al sector privado, a las pymes y, sobre todo, cuidar el empleo. Los empresarios se lo han dicho muchas veces. Pero el Presidente no puede controlarse. A alguien deben culpar por la brutal pérdida de empleos. Ya preparan el escenario, los empresarios serán los culpables. No entiende que sin ellos no hay salida. Oportunidades para conciliar las tiene todos los días, pero no las usa, al contrario, esparce más veneno. La reacción social crece.

Retomo esto de Federico Reyes Heroles: “El liderazgo se colapsa porque las mentiras y los engaños tienen patas cortas, no llegan lejos… porque incendiaron a una sociedad que está mucho más organizada e informada de lo que imaginaron. Una sociedad que sigue las compras públicas, las licitaciones a modo, las cifras económicas y sociales. Una sociedad que pregunta y descree de la palabra presidencial, el gran instrumento de mentira y engaño. Ciudadanos que se bajan de los aviones donde viaja el Presidente, que exigen que se tome la temperatura antes de abordar. Se colapsa porque hablar desde La Rumorosa de los daños estéticos de la energía eólica -en plena crisis sanitaria- es patético. Se colapsa porque esa sociedad hoy, ante las mentiras y engaños, está más alerta que nunca. Se colapsa porque pensaron que las redes sociales eran territorio exclusivo de la 4T, mostrando su desprecio hacia los ciudadanos libres. Las perdieron… porque creían y vendían la idea de que la popularidad del Gran Líder era estable e intocable y hoy cae en picada”. 

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