Por Mariano Cervantes
Nadie debe decirse sorprendido, que ahora el presidente declare que la línea para sus seguidores es el cambio de opinión, no es más que la confirmación de algo que ya se sabía, es el estilo de la Cuarta Transformación.
Durante años el movimiento encabezado por Andrés Manuel, sus seguidores, sus aplaudidores estuvieron criticando la militarización.
Hoy las maromas para defenderla resultan hasta ridículas, precisamente porque son ellos mismos, los que tanto atacaban y ahora tanto defienden, en cuanto el presidente les ha indicado la tonada.
Morena y el lopezobradorismo durante años atacaban la corrupción, pero ya en el gobierno cambiaron de opinión. La toleran, al menos en los suyos.
Prometieron que no iba a tirar ni un solo árbol en la selva maya, pero cambiaron de opinión y la están devastando.
Aseguraron que tenían la capacidad para controlar la economía y garantizar, por ejemplo, que la gasolina costara 10 pesos por litro. Cambiaron de opinión, en cuanto se dieron cuenta que no podían o cuando ya no tuvieron necesidad de mantener ese engaño.
Prometieron que la seguridad mejoraría desde los primeros meses de la administración, pero por lo visto cambiaron de opinión, dieron la orden que abrazar a los delincuentes.
Prometió López Obrador que en dos años, bajo su mandato, México tendría un sistema de salud como el de Dinamarca… ¿cambio de opinión?
Juró que corregiría el abasto de medicinas y… cambió de opinión.
Todos recordamos cuando el presidente ofreció que abriría las puertas del territorio nacional a los migrantes… obviamente cambio de opinión porque por el contrario ha convertido a las fuerzas armadas en el muro que Trump le exigió cuando lo dobló.
Por cierto que también una vez había ofrecido enjundioso que el contestaría sin vacilar los insultos de Trump, pero cuando se dio la ocasión… cambio de opinión y prefirió llamar amigo al agresor. Nuca le contestó como había dicho; por el contrario fue genuflexo, obsequioso y sumiso.
Por eso y mucho más, era predecible su cambio en el uso de los militares para afianzar su proyecto político.
Escuchamos hasta el cansancio a López y a su coro despotricar contra las intenciones militaristas de los gobiernos anteriores.
Se rasgaban las vestiduras, exigían el regreso de los militares a los cuarteles, clamaban por un control civil de las tareas de seguridad… pero cambiaron de opinión.
Ahora han entregado al Ejército puertos, aduanas, obras, seguridad pública y muchas otras tareas más. Tenemos sin ambages un estado militarizado, y un estado militarizado, según advertían los morenistas hace muy poco, es la base del autoritarismo.
Oportunidades y oportunistas
Justo cuando se establece un compromiso de pagar los adeudos pendientes a la UJED, algunos “líderes” estudiantiles han salido a tomar las escuelas… para presionar. Esperan que efectivamente se liberen los recursos y entonces colgarse la medalla, presumir que intervinieron, que lo hicieron posible… qué fácil, cuando ya estaba resuelto.
Muy similar la conducta de el llamado “Termi” Emmanuel… algo, quien aprovecha los reclamos de los maestros y de los universitarios para subirse al tren y también decirse indignado y dispuesto a reclamar. Pero en su caso lo hace cometiendo el delito de daños y él mismo lo hace público.
Un reto para la autoridad ¿lo dejará impune? ¿se vale protestar de esa forma? ¿dónde estaba la seguridad preventiva?
@MCervantesM