¿Cómo va el nuevo régimen?

Por Hermilo González Olivas

La historia de los pueblos es dinámica, porque los propósitos de prosperidad de la humanidad son irrenunciables, están en su naturaleza como seres inteligentes y aunque a veces los gobiernos tiranos y oligárquicos socavan los ideales de libertad y de justicia, también el alma colectiva toma conciencia de los desafíos de su tiempo para realizar los cambios sociales en favor de sus intereses legítimos; por eso la historia es progresiva y no se detiene, a pesar de las fuerzas sociales reaccionarias y antihistóricas. El pueblo mexicano ha conocido esas experiencias de grandeza y de adversidad desde que soñó y luchó por tener una existencia como pueblo independiente, libre y soberano, frente a otros pueblos del mundo políticamente organizados; INDEPENDIENTES porque definimos nuestra propia historia; LIBRES porque tomamos nuestras propias decisiones para construir nuestro destino; SOBERANOS porque no admitimos ningún poder supranacional, por sobre nuestros poderes constitucionales como Estado Nacional. Pero esto no significa que seamos ajenos a los sufrimientos y adversidades de otros pueblos, por eso nuestra Política Exterior se guía por principios como la fraternidad y la cooperación para resolver los problemas que enfrentamos como seres humanos -por ejemplo, la pandemia del Covid-19- .

El 1° de julio de 2018, los mexicanos iniciamos una nueva etapa en nuestra vida política, la gran mayoría ciudadana eligió como presidente a un candidato que propuso un nuevo régimen político centrado en la lucha contra la corrupción, así como en la construcción del Estado de Bienestar Social; ese candidato fue nuestro actual presidente Andrés Manuel López Obrador, quien desde que fue declarado presidente electo, asumió su responsabilidad histórica, al proponer y lograr la modificación del T-MEC en materia de hidrocarburos, así quedó establecido en el Capitulo VIII de dicho tratado comercial – los cuestionamientos que se han manifestado en este tema, no tienen razón jurídica de ser, son maniobras de políticos serviles que no tienen sentido de mexicanidad- .

Finalmente, a más de tres años, vale preguntarse ¿cómo va este nuevo régimen político? 1.- Se está consolidando el Estado de Bienestar Social con los programas y pensiones que ya son constitucionales y no dádivas electoreras como en el pasado reciente. 2.- Ha logrado que tengamos finanzas públicas sanas, pues hoy todos pagamos impuestos y ya no hay condonaciones privilegiadas; ha establecido una política de austeridad para erradicar la llamada burocracia dorada y en cambio está fortaleciendo los sueldos de los trabajadores al servicio del Estado -también ha impulsado el fortalecimiento del salario mínimo de los trabajadores de las empresas privadas-. Aquí vale resaltar el espíritu laborista del presidente, que no regatea la demanda de justicia de los trabajadores que han sido agraviados en sus derechos laborales. Así pues, ahora los mexicanos estamos ciertos de que tenemos un presidente que gobierna para todos, pero que busca el bienestar de los más necesitados; y que tenemos un Jefe de Estado que conduce con dignidad y conciencia histórica nuestra política exterior, privilegiando la respetuosa y buena vecindad y la cooperación recíproca. 3.- Se ha planteado el desafío de lograr nuestra autosuficiencia alimentaria y energética, procurando recuperar la producción de fertilizantes y construyendo una nueva política energética, sustentada en acciones pertinentes como el fortalecimiento de PEMEX y de la CFE, así como subsidiando la gasolina y el diésel ante la actual crisis energética mundial, para contrarrestar el fenómeno inflacionario.

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