¿Fuerza moral y fe de un iluso?

Juan Pablo Arreola Torres

Menos mal que en Durango ni jugamos con los valores morales, ni la fe religiosa en el gobierno, que ya tomó medidas preventivas para protegernos del Coronavirus o Covid-19, así, se podrán adquirir los insumos necesarios para enfrentar la pandemia que asola al mundo. Confiamos que todo ello apuntale de mejor manera al Sistema de Salud estatal y consecuentemente, nos ayude a todos los duranguenses a enfrentar esta grave crisis mundial, con confianza. Debemos aportar nuestro esfuerzo y seguir las medidas de higiene y de seguridad para evitar el contagio.

En cuanto al Presidente, parece que sabiendo la gravedad con que la Pandemia está azotando al mundo y a México, él quiere que sigamos su narrativa, según su personal perspectiva y de esta manera, cae en el terreno de lo falaz en su afán de seducir a la ciudadanía, la misma, que ha optado por no seguir su ejemplo de andar en actos masivos, y no da besos ni abrazos. 

López Obrador continúa engañándonos, pretendiendo hacernos creer que todo marcha bien y que la Pandemia no nos afectará de la misma forma que a China, Italia, España o Irán, pero la realidad no lo favorece ya que México no esta lo suficientemente preparado para enfrentar la crisis que se avecina pues apenas estamos en la Fase 1 de 3, que según el Subsecretario de Salud López Gatell ha determinado, cuando debería ser un Consejo Nacional el que determine el plan que se seguiría,  lo establece la Constitución, aunque debemos recordar que, a los morenistas esto les vale.

“Para cualquier país, una de las cosas más importantes es el compromiso político al más alto nivel, porque esta pandemia toca todos los sectores del gobierno, no sólo la sanidad (…) Es crucial (…) Una respuesta de todo el gobierno liderados por el Presidente. Y esa respuesta de todo el gobierno debe movilizar a toda la sociedad y asegurarse de que es la responsabilidad de todos…”. Fueron palabras del director de la Organización Mundial de la Salud a pregunta expresa sobre las acciones que México ha tenido ante la pandemia de COVID-19. Al momento en que se escriben estas líneas se desconoce cuántos mexicanos están afectados, ya hay un muerto y cada día las cifras se irán modificado.

El propio subsecretario López Gatell se esfuerza por dar las explicaciones más detalladas y didácticas posibles sobre las medidas que se ponen en marcha, como aquello de la sana distancia que ha explicado en las últimas conferencias de las 7 de la noche, pero, vemos al Presidente estar en medio de aglomeraciones durante sus giras de trabajo.

En medio de las contradicciones entre lo moral o lo iluso, desgraciadamente, miembros del propio gabinete presidencial alientan la confusión y lo más grave, el propio Presidente, pues, quién, si no él, tendría que dar el ejemplo. Comenzar desde ahí el trabajo de contención del miedo, dar la certeza de que México se prepara. Justo él mismo ha dicho que las decisiones al respecto estarán basadas en criterios meramente científicos y no políticos. “La fuerza del Presidente es moral, no es una fuerza de contagio, en términos de una persona o individuo que pudiera contagiar a otros, el Presidente tiene la misma probabilidad de contagiar que tiene usted o yo…”, respondió López-Gatell cuando lo cuestionaron sobre el trato que AMLO dio. ¿Qué debemos entender ahí? Lo declarado por el subsecretario dice todo lo contrario.

La realidad alcanza nuevamente al Presidente, porque la pandemia del coronavirus es efectiva y su impacto catastrófico, en contraposición a la narrativa de lo fantástico e ilusorio por la negación de pretender abjurarla con amuletos o escapularios. El golpe global del virus ya deja huellas profundas en las finanzas y la débil economía del país y, aún no se ha declarado ni su gravedad. Sus efectos son también emocionales por noticias desconcertantes en el manejo de la situación y el extravío del liderazgo político para conducir y coordinar esta crisis.

El problema crece sin explicaciones comprensibles y coherentes de la estrategia del gobierno y de la narrativa del Presidente desde que se reconoció la llegada inevitable del virus. Especialistas y expertos de epidemiología de salud prevén, la irrupción del brote los últimos días de marzo, con la entrada de la fase 2 de contagio y la declaración de la emergencia nacional. ¿Qué significa y qué implica esto? En este lapso, el gobierno ha defendido la decisión de no adelantar tiempos, pero nunca comunicado su plan ante la contingencia, las políticas públicas y los mecanismos institucionales para controlar el contagio. El Congreso aprobó 180, mil millones como fondo de emergencia para que el Ejecutivo disponga.  

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