Jennifer de la Torre
Escribo para captar la atención de ustedes mis hermanas, mis amigas, mis allegadas o conocidas, pero también las que no lo son tanto. Pues esperaba con ansias escribir sobre esto, que nos compete a todas y puedo asegurar que no será la única vez que escriba de este tema.
Todas las mujeres hemos cometido acciones de las que nos arrepentimos, hablo de esas actitudes machistas y misóginas, esa violencia que se practica porque se encuentra normalizada, que antes, nadie hacía nada por actuar diferente. Que incluso ahora cuesta trabajo, porque no es tan fácil decirlo como hacerlo.
Amigas nos enseñaron y lo que aprendimos, el competir entre nosotras, el hablar mal una de otra, aprendimos a criticarnos, a inventar o decir chismes para lastimar, pero ahora, ponemos todo nuestro esfuerzo para que no se nos salgan actitudes negativas, porque hoy en dos mil veinte, hablar mal de otras mujeres, es anticuado y fuera de moda.
Les voy hablar de un término, que ya muchas conocemos y que algunas han oído. La sororidad, que lo más importante es tratar de aplicarlo en nuestras vidas, que básicamente se refiere a la hermandad que debe de existir entre mujeres, el apoyarnos las unas a las otras, reconocernos y dignificarnos.
Es una cuestión tanto difícil, pues se confunde un poco, porque la sororidad no significa que tengamos que ser mejores amigas, transmitir amor con hipocresía, estar siempre de acuerdo y no estamos obligadas a cumplir expectativas y no por ello significa que no eres lo suficientemente sorora, pues en la diversidad de pensamiento se encuentra la riqueza.
La sororidad es una postura que se asume con límites, porque no es una tarjeta de yu-gi-oh que puedas invocar cuando más te convenga, pues es necesario entender que la sororidad no significa automáticamente tener que aguantar todo y menos aún, cuando te están haciendo daño a ti o a otras mujeres.
Tenemos que tener en cuenta, que en nuestras vidas, nos toparemos con muchísimas mujeres, donde su conducta no será del todo ética o buena hacía con nosotras y es ahí en donde tenemos que poner el límite y tomar nuestra distancia.
Recordar que cada vez, que una mujer es víctima de otra, nos alejamos más de conseguir lo que nos falta y lo que tanto nos ha costado construir.
La sororidad es un hábito que tenemos que practicar e incluso es una postura política que debemos asumir y un rol que debemos hacer desde nuestro interior para poder transmitirlo al exterior.
Pues el fin que conseguiremos con la sororidad, es más grande pues busca que nos juntemos todas, que formemos alianzas para cambiar estas reglas que nos afectan porque para algunas de nosotras a lo largo de nuestras vidas, el ser mujer nos jugó en contra.
La sororidad es un sentimiento, ese que nos animó a salir a las calles a gritar y el decir, yo también. Es confiar en nuestras compañeras y lo más importante es crear redes para generar cambios sociales, donde la voz de todas juntas, logre retumbar bajo el mismo eco.
La sororidad es el camino posible para cortar las brechas que aún existen para nosotras.
Hemos logrado muchas cosas en la individualidad, imaginemos lo que podríamos lograr en sororidad.