Juan Carlos Chávez Valenzuela
Después de un análisis serio, de cabildeos y de pláticas con personas relacionadas con este tema, el gobernador José Aispuro Torres decidió firmar el acuerdo de colaboración con el gobierno federal para que Durango se integre al Instituto de Salud para el Bienestar, organismo que -con algunos cambios- viene a sustituir al desaparecido Seguro Popular, lo destacado no fue la firma en sí, lo importante es que el estado no tendrá que ceder los bienes muebles e inmuebles del sector salud, tal como se había propuesto inicialmente, algo que significa en gran logro en cuanto a las negociaciones, el gobernador sabe que estas instalaciones son el patrimonio de los duranguenses y de ninguna manera las podía entregar al gobierno federal, afortunadamente su experiencia y sus conocimientos en la materia lo hicieron posible, a esto hay que agregar la estabilidad laboral que obtendrán los mil 400 trabajadores que pertenecían al extinto Seguro Popular y que vivían con la incertidumbre de lo que iba a suceder con ellos.
Previo a esta firma el Gobernador advirtió que se buscarían las mejores condiciones antes de dar el paso, no se puede decir que fue algo fácil, iba de por medio en primer lugar el garantizar la atención de la salud de los habitantes de todo el estado, hay que recordar que Durango ocupa el cuarto lugar en cuanto a extensión territorial en este país, además existen más de cinco mil comunidades dispersas que dificultan la prestación de los servicios de salud, lugares en donde hay que recorrer grandes distancias, otros en terrenos por demás agrestes, a lo que hay que sumarle la carencia de equipo, de personal, de medicamento y por si fuera poco la inseguridad que prevalece en ciertas regiones de la entidad que impiden el trabajo de médicos y enfermeras, a quienes de por si es difícil convencer para que permanezcan en las clínicas ubicadas en las zonas serranas.
No se puede olvidar que uno de los rubros en los que el gobierno del estado ha tenido dificultades desde su inicio es en el de la Salud, acusaciones de malos manejos, de fraudes en lo que se refiere a la compra de medicamentos, en las plazas del sector salud y algunos otros señalamientos en cuanto a la manera en la que se manejó la Secretaría de Salud en el sexenio pasado, las acusaciones no se hicieron esperar a la llegada del doctor César Franco Mariscal, quien inició el sexenio de Aispuro Torres, pero que después se hizo a un lado, con lo que pareció que las investigaciones se estancaron, y tal vez así sea, recientemente se dio a conocer que cada mes 130 extrabajadores de la pasada administración renuevan su Amparo, entre los que seguramente una buena parte pertenecen al sector salud, ahora lo que importa, es que con la firma de este convenio en verdad se logre incrementar la calidad y la cobertura de salud en el estado de Durango, de otra manera el G obernador lo hubiera pensado dos veces, actualmente se habla de una cobertura al 90 por ciento en el abasto de los medicamentos, cuando se recibió en menos del 40 por ciento por la corrupción que prevalecía, tanto de los funcionarios como los propietarios de los laboratorios que la surtían, algo en lo que se logró avanzar, por el bien de los ciudadanos.
Pero esto no fue todo, también hay que decir que se concretó el compromiso con el Secretario Federal de Salud, Jorge Alcocer Varela y con el director del INSABI, Juan Antonio Ferrer, para que el gobierno federal aporte recursos para poner en operaciones el Hospital de Gómez Palacio, habilitar por completo el Hospital General 450 y construir un hospital nuevo en el municipio de Santiago Papasquiaro en sustitución del que ya se tiene, ante todo esto, y fiel a sum manera de ser, José Aispuro Torres reconoció la disposición del presidente de la República, por su apertura para trabajar juntos, más allá de colores partidarios en beneficio de los duranguenses, ya que es gracias a esto que se logró la mejor alternativa para garantizar un esquema de salud más amplio, aunque por otro lado, López Obrador siga pendiente con este Estado.