No nos hagamos pendejos, el miedo es de ellas…

Entre la enorme cantidad de publicaciones que han circulado en torno a la lucha de las mujeres contra la violencia, ha habido memes divertidos, reflexiones profundas, argumentos serios, frases geniales… y también calumnias, mentiras, odio y más odio, gran parte impulsado desde el púlpito oficial de las mañaneras y esparcido desde las redes y buena parte como resultado del machismo innegable que caracteriza a nuestra sociedad.

Y ha sido recurrente encontrar justificaciones para rechazar las movilizaciones feministas como el sobado argumento de que “la lucha es de gente buena contra gente mala” o que “la violencia afecta todos, hombres y mujeres por igual” e incluso la estupidez de que “son asesinados más obres que mujeres”.

Y entre todo ese mar de contenidos, llegó a mi vista un texto, cuyo autor desconozco, cuya publicación admite que esas palabras han sido robadas e invita a tomarlas, lo reproduzco integro porque logra explicar en palabras claras por qué la lucha, la protesta y el reclamo son de ellas. 

El texto dice:

“No nos hagamos pendejos, el miedo es de ellas, no nuestro, podrá dolernos y espantarnos, pero ninguno de nosotros, tiene miedo, ninguno de nosotros sabe lo que es tener temor a caminar por la calle, a tomar un taxi, ninguno de nosotros conoce el miedo de que se encabrone tu novio y te agarre a madrazos o te amenace de muerte por que terminas con él solo porque puede. Jamás lo conoceremos.

Un argumento que veo a cada rato, que me caga por cierto, cuando alguien habla sobre feminicidios es que nadie está seguro, ni niños ni niñas ni hombres ni mujeres.

Pero… Yo sí estoy seguro, yo puedo ir al trabajo, a la tienda, al parque y sé que no me va a pasar nada. Y si me llegara a pasar algo, va a ser un accidente, o igual y hay una probabilidad bajísima de quedar atrapado en medio de una balacera y que una bala perdida, me alcance. Quizá se metan a robar a mi casa y me maten si intento defenderme, quizá si estoy de cajero en una tienda alguien entre a robar y me dispare o me apuñale. Pueden tratar de quitarme el coche y si me opongo me metan un balazo, o en una de esas, hasta en el micro por quitarme mi celular.

ESOS son los riesgos que corremos TODOS, de los que nadie se salva. Pero a mí no me va a seguir un cabrón por siete cuadras para violarme en un callejón a MÍ específicamente. No se van a masturbar sobre mi ropa en un autobús ni me van a violar o manosear ahí mismo. No me va a levantar una camioneta a MÍ para secuestrarme y prostituirme en otro estado sólo porque soy hombre. No me va a perseguir una exnovia y desaparecerme en alguna zanja a un lado de la carretera después de meterme una botella de vidrio rota en el ano hasta que mi cuerpo colapse por el dolor. No me va a echar la culpa a mí un JUEZ de que me violaran en un bar “por andar fuera tan tarde”. No va a haber un juez que deje libre a mi agresor, sólo para que me vuelva a buscar, me vuelva a violar y me remate. No me van a exigir que me deje en la cara el semen de mi violador “porque si no pues no hay pruebas y no se puede hacer nada”. No va a haber grupos enteros de Facebook y Twitter rolándose el video de mí siendo violado para masturbarse con él. A mí no me va a pasar eso, y si llegara a pasar, sería un caso rarísimo y extremadamente aislado, no uno que se vea más de diez veces al día en México. Mientras yo no salga a buscar problemas directamente, los únicos peligros que corro son los generales, los de siempre.

No comparen la inseguridad general con los ataques dirigidos específicamente a una mujer por el hecho de SER UNA MUJER, yo estoy seguro y puedo vivir tranquilo. Mi único miedo en el mundo es que le hagan algo a las mujeres que son parte de mi vida, porque por ser mujeres, ellas sí corren un chingo de peligro”.

Twitter: @MCervantesM

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