Por Jesús Nevárez
La oposición, dada su debilidad ideológica, su crisis política y falta de liderazgos, es fácilmente manejada por el presidente López Obrador. En ese juego, más que perverso, lleno de ingenuidad, los partidos hacen rabietas, se confrontan entre ellos, se denuncian, terminan por hacer el ridículo.
El presidente invita a los ex gobernantes de Sonora, Paula Pavlovich, y Campeche, Aysa González, para que se integren al cuerpo diplomático. El argumento del presidente es importante, un gobierno no es para que el partido en el poder se convierta en monopolio de estado. Un gobierno debe ser abierto y plural, hasta donde el proyecto no se ponga en riesgo.
Pero la reacción de algunos priistas, incluyendo a su presidente nacional Alejandro Moreno, es francamente neurótica, a tal grado de acusar a los invitados a ser embajadores, de traidores a los ideales priistas (¿), a sus principios (¿) y amenaza con su expulsión.
Roberto Madrazo, en un tuit, le responde a Alejandro Moreno (Alito), si su reacción no será porque a él no lo invitan, y agrega: si será parte de los priistas que callan para que no les investiguen el origen de sus fortunas.
La respuesta de Alito, es interesante, recordemos que, cuando tuvieron el poder, negaban toda posibilidad de integrar a gente que no coincidía o no era parte de ellos. En los equipos de gobierno ya fueran del Gobierno federal, estatal o municipal, quienes no eran del PRI, se excluían.
Los neoliberales, jugaban a “La Pirinola”, y les tocaba “toma todo”. Cuando cedían espacios, era porque habían cooptado, no porque permitieran mantener puntos de vista diferentes, sin negar que hubo excepciones.
Así, con un solo movimiento de ajedrez, el presidente da jaque, y no salen del garlito, sino quedan más expuestos, listos para el mate.
Caen en la trampa tendida por AMLO, como ha sucedido desde hace tres años, y ahora están agarrados de las chimpas, mientras Morena, ya consolidado, no necesita esforzarse para ganarles, se están aniquilando solos.
No solamente la derecha hace rabietas, también grupos de izquierda trinan. Los ortodoxos, puristas, o como les quiera llamar, no entienden, o no quieren entender, el proceso social que estamos viviendo, y desean que Morena sea un partido de izquierda, que no se contamine con nada y con nadie. Estos, desde nuestro punto de vista, es absurdo.
Un movimiento amplio, abre todas las posibilidades, caben gentes democráticas, honestas, también corruptas y oportunistas. Claro que ingresan gentes del PRI sin compromiso social, con limitada visión de aparato. También ingresan panistas, ambos aventureros y oportunistas. en un frente amplio, no hay herramientas para impedirles el paso. También hay gente con ropaje de izquierda que tienen larga trayectoria de oportunistas y corruptos, todos hacen un fuerte daño al proceso democrático.
Por eso, la vanguardia de Morena reside en quienes tienen más claridad, los que tienen mejor comprensión del proyecto, los que pueden manejar la denuncia y desenmascaramiento de los oportunistas. Pero también, los que construyen partido desde abajo, que es la tarea más difícil.
La lucha de grupos se da entre quienes tienen relación con el centro, los que manejan recursos. Y establecen alianzas vergonzantes y son oportunistas, a quienes se les debe enfrentar, denunciar y vencer. esto solo será posible si se cuenta con base social. La tarea fundamental de los grupos con más claridad, es crear conciencia, y formar el cambio de mentalidad a la que se refiere López Obrador. O no.