Opinión | Incapacidad para decidir

En el ámbito local ha habido otras legislaturas grises, la actual no es la primera y al parecer sus integrantes aprendieron bien y pronto las lecciones de quienes les antecedieron en el arte de nadar de muertito.

Pare sacado de algún chiste, pero es un hecho verificable que si a cualquier ciudadano en la calle, se le pregunta quién su diputado, no va a saber.

Imagine usted si se la pregunta es sobre lo que ha hecho por el ciudadano su representante popular.

Desde los primeros meses de la actual legislatura se evaluaba como habían sido incapaces de concertar una agenda mínima. Algunos se confunden y creen que eso puede sustituirse con una lista de buenos propósitos o mejores ideas, personales de grupo parlamentario, pero no.

La agenda mínima es el compromiso consensado entre todas las fuerzas políticas representadas en un órgano colegiado, y que enumera aquellos puntos en los que todos están de acuerdo y que con ese acuerdo general se comprometen a sacar adelante.

Desde luego cada fracción y cada legislador trae sus propios temas y sus intereses, pero con frecuencia los de uno no son compartidos por el otro. Presentar una agenda mínima implica haber conversado y valorado qué es aquello que definitivamente se legislará incluso sin que haya acuerdo sobre el resultado pero al menos se puede agendar el proceso legislativo, dictamen y votación de los asuntos.

No fue así; y en el caso del grupo mayoritario en la Cámara, ni siquiera entre ellos mismos tuvieron la capacidad de proponer una ruta crítica, una agenda de grupo, vaya… ni una lista de buenos propósitos.

Y así se están yendo los días, los meses y el trabajo viene siendo de coyuntura; según va saliendo, o al menos eso es lo que se percibe.

Algunos de los diputados locales acaparan el protagonismo, hay entre ellos siempre tienen algo que decir, especialmente cuando hay cámaras, micrófonos o reflectores; pero también los hay quienes han optado por el bajo perfil, bajísimo en algunos casos. No hablar no figurar, no llamar la atención. Lo cual no tendría nada de malo de no ser porque lo que se aprecia en ellos es no proponer, no defender, no oponer, solo recibir órdenes.

Y mientras ellos prefieren seguir esforzados en sus ‘puntos de acuerdo’ de cualquier cosa que se atraviese en las noticias del día, hay temas que han preferido guardar en el cajón, en la congeladora; ejemplo de esos asuntos que les incomodan y que tratan de que se olvide pronto, son iniciativas como la que propone despenalizar el aborto, ampliar las causales en ese materia disponer que sea legal y disponible en las instituciones púbicas de salud.

No le quieren entrar desde luego, saben que quienes apoyen esta idea serán señalado y criticados por el segmento más conservador de la sociedad y muy específicamente por representantes religiosos.

Algunos de estos legisladores ni siquiera han entendido el tema, hay entre ellos quien cree, como la gente más limitada, que hacerlo legal equivale a hacerlo obligatorio; hay quien cree que quienes lo promueven lo hacen porque quieren abortar libre y frecuentemente. No entienden que quienes proponen esta legislación no abortan, ellas son por lo genera personas bien informadas, y lo hacen por todas aquellas que son víctimas a diario del abuso, la violencia sexual, y desde luego de la ignorancia.

No les han dicho a estos representantes populares que en este momento Durango hay ciento de niñas embarazadas y cada una de ellas es la evidencia de un delito. El embarazo en una niña de acuerdo con la legislación vigente en nuestro estado, es producto de una violación. En el embarazo de niñas no cabe la posibilidad de una relación sexual voluntaria. Pero prefieren no darse cuenta de eso.

Y ante el miedo a asumir su responsabilidad, no ha faltado el legislador que tratar de evadirse con el recurso de los tontos: vamos a hacer foros; llamaremos a expertos; escucharemos a todos los que tengan algo que decir; e incluso no ha faltado el de la idea grandota de “hagamos una consulta”. Y hay quienes están más que dispuestos a seguir negando un derecho ya reconocido.

Y no se trata, en este asunto, de que los diputados decidan si hay abortos o no hay abortos. En eso ya están rebasados, los hay todos los días. Lo que a ellos les toca decidir es si los abortos seguirán siendo clandestinos, peligrosos, castigados, penalizados o, si harán que sean seguros y libres.

El tema está suficientemente debatido, los organismos mundiales e incluso nacionales de salud ya tienen la suficiente información científicamente validada disponible para quien la quiere ver. Los organismos de derechos humanos internacionales y nacionales también tienen muy claro este tema, que hay que insistir es solo un ejemplo, pero que nos permite valorar la calidad y el pobre nivel de la legislatura local.

Twitter: @MCervantesM

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