Raquel Carreón Lugo
A muy pocas personas he escuchado decir correctamente concienciación, solo los que saben que realmente esa es la forma correcta de decirlo lo hacen, una gran mayoría dice concientización, estando totalmente erróneos.
Desde las primeras imágenes del documental, Héroes: Silencio rock & roll me di cuenta que esa concienciación de la que tanto habló Enrique Bunbury en repetidas ocasiones estuvo en la banda de Zaragoza desde el inicio hasta el final.
En pasados días en Netflix se estrenó el documental de la banda zaragozana, donde muchos episodios desconocíamos y sobre todo la forma en que se grabaron cada uno de esos discos que marcaron época y que hasta la fecha sigue latente.
Un Enrique Bunbury con cabellera rubia, un Joaquín Cardiel donde se le quiebra la voz cuando habla de la muerte de uno de sus grandes amigos de toda la banda, un Juan Valdivia siempre al margen de la separación en todo momento, así como un Pedro Andreu lleno de misticismo a través de una baquetas sentado frente a la batería, hacen que recordemos y entendamos porque Héroes del Silencio, son realmente Héroes.
1984 hasta 1996, años en donde podemos observar en el documental de Morante cómo es que los reflectores estaban con ellos y por qué llegó a ser un rock tan lúcido y limpio, empañado de managers que les dieron fama pero a la vez vicios con drogas, pero sobre todo esa euforia con composiciones musicales únicas y perfectas.
La evolución de la banda, la transformación, las etapas, el origen de los discos, el casamiento y finalmente el divorcio que tuvo una reconciliación, pero que resultó fallida, así es como se resume el documental que dura 90 minutos.
El reencuentro que se tuvo después de 11 años de separada la banda, hizo que los rockeros se volvieron a ilusionar, el documental, en los minutos finales justamente muestra eso, esa necesidad que como músicos tenían que cerrar como los verdaderos grandes, la necesidad de hacer música por una última vez juntos.
Un tipo verdaderamente arrogante y lleno de grandeza nefasta, como si él fuera el artífice de Héroes del Silencio es Ignacio “Pito” Cubillas, que incluso no se le entendía claramente lo que decía porque al parecer se quedó en un viaje lisérgico, pero algo que quedó tan fuera de la grandeza estudiada de los zaragozanos fue cuando le cuestionaron del porqué ese grupo dijo: yo solo lo hago porque sí, porque soy yo y yo sé.
Pero quien en gran parte se debe el éxito de la banda es Phil Manzanera, que incluso en el reencuentro siempre lo mencionaron y no podía pasar desapercibido en el documental, mostrando su sentido paternal y amigable en todo momento, sobre todo el momento en que los conoció que fue justamente el día que murió su madre, un día demasiado marcado en su vida.
Phil Manzanera fue el artífice, supo leer que era lo que querían esos “tíos”, siendo Senderos de Traición y el Espíritu del Vino el artefacto del éxito mundial y alemán abarrotado, un Phil Manzanera que los adoptó en su casa después de Navidad para grabar un disco doble, que terminó siendo un caos, pero que él lo convirtió en una joya.
Flor de loto, todos debemos ser como esa flor, que estando en medio del estanque podemos mantener la belleza y tranquilidad, un disco lleno de misticismo y “espiritualidad” entre letras, un viaje iniciático, un álbum complejo y barroco, Espíritu del Vino justo marcó eso.
Encías ensangrentadas, miradas de criminales, con la Sirena Varada, empezaba un poco el estrés, menos paciencia, drogas que estropeaban lo visualizado, además de ser más ambiciosos; así comenzaba el debacle.
Un documental bastante recomendable, minutos bien invertidos y sobre todo imágenes que nunca antes se habían visto y declaraciones que no hubiéramos pensado que así lo pensaban, la concienciación como en tres ocasiones lo dijo Enrique Bunbury ante la cámara.
Pero el rock siempre va a dar un giro infortunado o afortunado, eso fue justamente el reencuentro, donde visitaron territorio mexicano, donde los aztecas estuvimos ahí viendo a esos rockstars, disfrutando su nostalgia y emoción que proyectaron en el escenario, tal vez su última vez juntos, por fortuna estuvimos ahí, gracias Héroes por marcar historia y como se dice en el rock, son los putos amos.