Durango en el tiempo | Las pandemias en nuestra ciudad

Oscar Luna G

El pasado miércoles en nuestra ciudad se llevó un acontecimiento histórico, la llegada de la vacuna contra el virus Covid-19, llegó por primera vez, acto que quedará plasmado en nuestra historia, pues en unos años todos recordaremos este día. El primer ciudadano vacunado fue el señor Rafael Camacho Lizalde, quien desde muy temprano esperaba la aplicación de dicha vacuna.

Este acontecimiento me recordó y remonto a finales del siglo XVIII, cuando a nuestra ciudad, llegó por primera vez en la historia una vacuna, esta era contra los brotes de viruela y sarampión que se habían suscitado en el país. Los primeros casos fueron en Oaxaca, posiblemente procedente de Sudamérica.

La primera campaña de vacunación en la ciudad fue algo difícil, pues los habitantes se resistían a colocarse la vacuna, ya que era algo novedoso y todos temían por la efectividad de ella. Cuando al fin algunos habitantes decidieron aplicársela, semanas después algunos murieron, esto alarmó a toda la población, pues suponían que no era segura sino peligrosa, pero algunos estudios arrojan que estas muertes se suscitaron porque las personas que tuvieron un deceso ya están contagiadas por lo que la vacuna ya no logro hacer su efecto.

Esto lo podemos corroborar al leer los libros parroquiales de defunciones donde se describe la causa de la muerte, teniendo un gran índice de mortandad por viruela. La situación que actualmente estamos viviendo, no ha sido la primera que tenemos en estos territorios, pues ya en siglos pasados se han tenido una gran cantidad de pandemias, lo cual terminó con la vida de muchos duranguenses.

Causa estas viruelas también se dio el origen al primer panteón en nuestra ciudad, porque recordemos que en los siglos pasados las personas eran sepultadas dentro de las iglesias o en los camposantos, que estos estaban alrededor de la iglesia. Pero el hecho de sepultar cuerpos dentro de las iglesias, se convirtió en algo antihigiénico pues en algunos documentos eclesiásticos, se lee que los olores eran muy fuertes y estas iglesias eran lugares de grandes contagios, pues al descomponerse los cuerpos y estar tan cerca de ellos, propiciaban enfermedades.

Es así como para principios del siglo XIX en Durango, se crea el panteón de Santa Ana, al norte de esta ciudad, donde el aire fluía de una mejor manera, evitando la propagación de dichas enfermedades, este panteón va a estar vigentes varias décadas, hasta que ya para 1860 se comienza con el proyecto de un nuevo panteón al oriente de nuestra ciudad, mismo que hasta la fecha sigue vigente.

Las epidemias de nuestro Durango antiguo fueron muy severas, pues el avance que se tenía en la ciencia era poco, esto suscitó a que las personas elaboraran “remedios” para curar estas epidemias, por ejemplo, para la gripe española de 1918 se vendía en Durango pulque combinado con algunos otros medicamentos que, al tomarlo todos los días, aseguraban que la enfermedad se iba. Esto no era verdad, pero si adquirió gran popularidad entre los duranguenses.

La epidemia de gripe española llego a Durango en el año de 1918, y se tuvo un gran índice de mortandad por ella, pues en los periódicos de la época se puede leer como hubo un lapso de que diariamente morían alrededor de 300 personas. Esta epidemia tenía la lamentable situación de que muchas personas caían en estado cataléptico parecido a la muerte, y muchas de ellas eran inhumadas sin estar muertas, pues un ejemplo es Leopoldo Loaeza y Cuca Mía, esposa del entonces gobernador de Durango, Gabriel Gavira.

En este año las agencias funerarias eran pocas y no tenían la capacidad para la gran cantidad de decesos que había diariamente, por lo tanto los habitantes tuvieron que crear medidas para deshacerse de los cuerpos, desde amarrarlos a una tabla y ellos mismos llevarlos a la fosa común en el Panteón de Oriente o que se los llevaran los carretoneros, un grupo de personas que paseaban por las calles de Durango con su carreta, para que en la parte trasera la gente depositara su familiar ya fallecido y fueran llevados al Panteón.

El ambiente en Durango era muy tenso, los comercios e iglesias cerradas, la gente resguardada en sus casas, la ciudad tenía un aspecto tétrico como si hubiera quedado abandonada, además recordemos que años antes se había llevado acabo la toma de Durango por los revolucionarios, los cuales dejaron una ciudad algo destrozada y sumado esto, se veía más desolado estos territorios.

Después de dos años afortunadamente la epidemia se redujo y poco a poco la vida fue volviendo a su normalidad, pero años después aun hasta mediados de siglo XX, se suscitaban fuertes epidemias entre la sociedad, desde epidemias de vómito, disentería, etc. Quizá hoy nos parezca sorprendente escuchar que alguien moría de vómito, pero hasta hace algunas décadas esto sucedía, muchos de nuestros ancestros vivieron estas situaciones.

Algún día la sociedad comentara como podían fallecer en el 2021 de Covid-19, porque ya estará erradicada la epidemia y ya todos estarán vacunados, esperemos eso sea pronto, es interesante conocer algunas de las tantas epidemias que han llegado a nuestra ciudad a través de todos estos años, no bajemos la guardia y desde nuestras casas sigamos conociendo la historia de nuestro Durango antiguo.

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