Miguel Angel Burciaga Díaz
Ustedes serán testigos que, en varios artículos, he tratado con admiración y el respeto que se merece la genialidad y los aportes de la obra creadora y la labor musical del gran compositor alemán: Robert Schumann. Gran pilar de la primera generación del romanticismo junto con Chopin, Liszt y Mendelssohn, y maestro de Johannes Brahms, líder de una nueva generación de músicos.
Para los que gustan de historias románticas, sin duda alguna, deben de saber del profundo amor y la bella historia de matrimonio entre Robert Schumann y su esposa Clara Schumann (1819 – 1896), la cual se ha llevado hasta el cine, por todos los matices felices y dramáticos de tan hermosa vida enmarcada en la música. Por un lado, las dificultades para poderse casar, ante la negativa del padre de ella; la devoción de Clara por el trabajo de su esposo y sus hijos; y el dificil proceso de la enfermedad de Robert Schumann quien llegó a intentar suicidarse a causa de su terrible estado mental que lo llevaría a morir a los 46 años.
La historia formal nos presenta a Clara Schumann “Como la mujer detrás de un gran hombre”, diría el viejo refrán o como el atormentado amor imposible que inspiraría las obras del genio de Brahms. Sin embargo, es una aseveración injusta, porque pocas veces se ha dimensionado ampliamente la verdadera valía del talento, formación e influencia de Clara Schumann por sí misma.
Al igual que muchas de las niñas y jovencitas de la época, Clara fue preparada en la ejecución del piano, con la diferencia que ella tenía un talento notable y que su padre Friedrich Wieck, era un reconocido maestro de música. Considerada como una niña sin precedentes, desde los 11 años se presentó con importantes orquestas de Alemania.
No era muy común ver en aquel entonces a una mujer trabajando como virtuosa de un instrumento, aunque existían casos de jóvenes que lo hacían, la sociedad era consciente que una vez que se casaran, se retirarían de su vida profesional para hacerse cargo del hogar y de sus hijos.
El caso de Clara no fue así, fue una excepción y por ende un gran mérito para la época porque a pesar de haberse casado muy joven, poco antes de los 21 años, y tener varios hijos con Robert, ella continuó su carrera como pianista como un trabajo profesional, incluso posterior a la muerte de su esposo.
¿Cuáles eran realmente las dimensiones de su capacidad como pianista? La historia de amor nos cuenta siempre que Clara editó muchas de las obras de Robert Schumann y ejecutaba el total de su obra ante el público, ya que fue la encargada de dar a conocer las obras pianísticas de su esposo, una vez que este se mutiló un músculo de una mano en un experimento fallido y no pudo volver a tocar nunca más. Para que tengan una idea, hasta hoy en día interpretar con calidad el total de las obras de Schumann es un desafío colosal, ya que es uno de los compositores más complejos no solo desde la ejecución técnica, sino de gran rebuscamiento intelectual para la comprensión y ejecución de sus creaciones para piano; se darán cuenta que los pianistas especialistas en Schumann son pocos, y los que realmente lo son, como era el caso de Clara, son verdaderamente brillantes. Por otra parte, Clara difundió gran parte de la obra de Brahms, que también es muy difícil en todos los aspectos, y de diversos autores de la época, de modo que podremos tener así una idea verdadera de la capacidad de ella como intérprete, que personalmente y a juicio de varios especialistas de la época solo la veían por debajo del talento de Franz Liszt, considerado el mayor virtuoso de todos los tiempos.
Pero Clara, no solo se dedicó a la interpretación musical de modo profesional, lo cual ya era un desafío en la época, sino que además fue compositora, y sus obras tienen un importante valor.
Lamentablemente la mentalidad machista de la época hacía mella en ella, y su autoestima ante eso, la hacía sentirse menos ante las grandes figures varoniles de la época, como Chopin o Mendelssohn a los que trataba cotidianamente y que decir de su propio esposo que tenía un talento espléndido como compositor. Ella misma confirma este modo de sentir con las siguientes palabras:
“Alguna vez creí que tenía talento para componer, pero he renunciado a esa idea; una mujer no debe desear componer. Ninguna ha sido capaz de escribir música ¿por qué habría de hacerlo yo?”
Son pocas obras las que nos dejó Clara Schumann, aunque se piensa que hay material que aún no se ha podido rescatar, sin embargo, sus creaciones abarcan distintos géneros musicales, como la música para piano, para conjuntos de cámara, lieder, orquestas y coro a capella. A pesar de su poca producción, su música tiene una personalidad muy clara, y un refinamiento técnico bastante elaborado y elegante.
Su manejo armónico, difiere de los autores contemporáneos a ella, incluso del de su esposo, ya que es más colorístico, y de no ser porque su obra no se difundió ampliamente, habría sido de notable influencia para el romanticismo francés que precedió a las vanguardias del naciente Siglo XX.
Afortunadamente hoy en día, aunque no desde hace mucho tiempo, la figura histórica de Clara Schumann ha adquirido la importancia que merece individualmente independientemente del vínculo afectivo con Robert Schumann o Johannes Brahms. Un ejemplo histórico de una notable artista.
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