LPC. Saulo de Jesús Ramírez C.
Somos arrojados a este mundo precisamente en esta época. No escogemos ninguna de nuestras circunstancias, ya sea familia, país, color de piel, color de ojos, nada… Todo nos es dado de una manera en dónde nosotros nada escogemos.
Algunos tendrán facilidades materiales, familias armoniosas, estabilidad; pero otros conocerán la pobreza, el dolor, el sufrimiento.
Cuando no encontramos el sentido de la vida realmente la cuestión de fondo es el sentido del sufrimiento. Si la vida fuese armonía, amor puro, felicidad, sin enfermedad, sufrimiento y muerte no tendría caso preguntar sobre el sentido de la vida ya que viviríamos sin nada que temer.
Entonces, la verdadera cuestión es ¿Por qué vivir en un lugar donde sufro, donde siempre hay problemas, angustia, preocupaciones, desaliento, desilusión y muerte? ¿Qué sentido tiene?
Precisamente el sentido o la esencia de la vida es permitirnos experimentar cada una de las situaciones, agradables o desagradables en las que la existencia nos coloque. ¿Sabes cuál es el centro de nuestra experiencia vital?, es aprender a observar todo aquello que nos sucede y todo aquello que somos para así lograr abrazar la existencia, asumiendo nuestra libertad y nuestra capacidad creadora. Es decir, venimos a ser libres desde el aprendizaje cotidiano que nos deja cada una de nuestras vivencias.
Somos libres de odiar, pero también somos libres de amar, somos libres de destruir, pero también de construir. Si nos ponemos a pensar, la vida no es otra cosa que el regalo de la libertad.
Algunos buscan desesperadamente dejar de sufrir, dejar de sentir dolor, soledad, vacío y finalmente sienten que sólo en la autodestrucción encontrarán la paz; sin embargo, nadie puede encontrar la paz a costa del sufrimiento de otros.
Espera, aprende, observa. Ningún sufrimiento es permanente, ninguna tormenta dura para siempre. Solamente aceptando el dolor podemos salir de él. A final de cuentas la vida no es tan compleja, se trata de aprender a abrazar cada situación vital y con nuestra libertad modificar aquello que está en nuestras manos.
Aquí te comparto esta reflexión que algunos llaman oración de la serenidad:
“Dios, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que sí puedo y sabiduría para reconocer la diferencia”.
¡Que tengas un excelente día!