Por Mtra. Tita Velarde Ramos
TANATÓLOGA
Ya hemos mencionado en otras ocasiones, que una de las grandes situaciones que como seres humanos necesitamos aprender, es sobre la impermanencia de la vida, esto es una de sus características principales, nada es para siempre, todo tiene un ciclo y un fin; personas, situaciones, relaciones e inclusive las cosas materiales un día dejan de ser útiles. Y es quizá el no aceptar que nada es para siempre lo que nos provoca el sufrimiento.
Las relaciones de pareja tampoco son eternas, inclusive aun cuando juramos ante el altar “hasta que la muerte nos separe”, estamos aceptando que un día, no sabemos cuándo, esa relación terminará. Sin embargo, cuando existe una ruptura amorosa o un divorcio también se experimenta un duelo, inclusive hay algunos que afirman que vivir el duelo por un divorcio, es experimentar “una muerte pequeña”. Entonces, ¿una ruptura amorosa es una pérdida?, por supuesto, perdiste a tu compañero@ de vida, por el motivo que haya sido la separación, esa persona ya no va estar junto a ti, y necesitamos ser conscientes que con el divorcio no sólo se pierde la relación, sino también: ilusiones, sueños, planes a futuro, seguridad, en ocasiones el estatus económico, casa y el concepto de familia. El duelo en el caso del divorcio, como el que se presenta por muerte de un ser querido, es un proceso dinámico y personal, su intensidad y duración dependerá de las siguientes circunstancias:
A).- Quién finaliza la relación. No es lo mismo dejar, que ser abandonado, ya que las emociones y sentimientos que se experimentan pueden variar: se puede presentar enojo, coraje, deseos de venganza, miedo, incertidumbre, culpa, angustia, ansiedad, etc.
B).- El motivo de la ruptura. Es decir, no es lo mismo separarnos porque la pareja ya no se lleva bien o tienen diferencias, a que sea por una infidelidad o por violencia.
C).- La forma en que se lleva a cabo el divorcio o la separación. Si es consensuado, si hay comunicación, si hay explicaciones, si se dejan hablar, si hay peleas, conflictos, agresiones, etc.
D). – Qué impacto tiene en sus circunstancias vitales. Si hay hijos o no, cómo se queda la persona económicamente, si sus redes de apoyo y amigos eran personales, o correspondían la expareja, si tienen algún tipo de sociedad o negocios en común, etc.
E). – Características de la propia relación mantenida. Años de matrimonio, tipo de convivencia, qué le aportaba la relación a cada uno.
F).- Características personales. La edad (no es lo mismo una ruptura a los 20 años que a los 50 años), si las personas son independientes, si es la primera ruptura en su vida o no, cómo han manejado sus pérdidas anteriores, sus redes de apoyo, etc.
G).- Qué ocurre después de la ruptura, cómo se comporta la expareja. Si se quedan a vivir en la misma ciudad, si hay llamadas, si siguen buscando en las redes sociales, qué impacto social y familiar tiene, si hay acoso u hostigamiento.
Cuando estás inmerso en el dolor de la pérdida, te parece que nunca vas a poder salir de ahí porque lo único que quieres es tener a esa persona de nuevo y, al mismo tiempo, sabes que no la podrás recuperar. Todo lo que comienza tiene un final y de la misma manera que empezó un día tendrá también que terminar; así que aun con el dolor, hay que comenzar a trabajar en ti, para permitirte desde el amor propio abrirle de nuevo los brazos a la vida. El duelo por divorcio, requiere de unas tareas que necesitan su tiempo e implicación para poder avanzar y recuperarse.
Qué podemos recomendar:
1.- RECONOCER LA PÉRDIDA Y EXPRESAR EL DOLOR: Date permiso para estar mal, necesitado@, vulnerable… puedes pensar que es mejor no sentir el dolor, o evitarlo con distracciones y ocupaciones, pero al final, el dolor saldrá a la superficie. El momento de sentir es ahora. La crisis no te define, no son tus pérdidas quienes dicen quién eres, sino cómo las enfrentas. El pasado hace entender tu compromiso con el hoy, no es nuestro pasado lo que nos tiene tan lastimados, son las creencias limitantes y los pensamientos actuales. La actitud correcta es la aceptación de tu estado de ánimo en el que te encuentras, y pensar que no siempre estarás o te sentirás así. Comparte lo que te está pasando con tu familia, amigos de confianza… no te guardes todo para ti mismo por miedo a cansar o molestar. Busca a aquellas personas con las cuales puedes expresarte tal y como estás.
2.- CREA MOMENTOS DE QUIETUD PARA TI: Libérate un momento de los deberes y obligaciones, ponte en contacto contigo mismo@, ahora ocúpate de ti, busca actividades que te brinden bienestar como practicar la meditación, yoga, realizar ejercicios de relajación guiados, entra en contacto con la naturaleza, ve al campo, a la montaña, playa, etc., escucha buena música que nutra tus sentidos y tu esencia, practica la lectura de libros que igualmente te ayuden y apoyen en estos momentos, realiza ejercicio físico moderado, quemar la adrenalina, con el ejercicio el cuerpo funciona mejor, el ejercicio activa las endorfinas que producen bienestar. Fortalece tu vínculo con Dios de la forma en que lo concibas, haz oración, platica con Él como lo harías con tu padre o tu mejor amigo. Evita realizar actividades de riesgo como: beber alcohol en exceso, utilizar otras sustancias adictivas o bien tratar de vengarte de tu pareja teniendo varias parejas.
3.- DIETA INFORMATIVA: No tener contacto por un tiempo con tu expareja, ya lo harás si así lo deseas cuando te encuentres con mejor estado de ánimo. Es imprescindible algún contacto ya sea por los hijos, trámites, negociaciones, se debe intentar que sea el mínimo y además de la forma que menos malestar provoque, por ejemplo, pueden explicarles a sus exparejas que por un tiempo necesitan el menor contacto posible y pueden apoyarse de algún familiar o amigo, o por medio de mensajes. Evitar buscar información de la vida o actividades de la expareja por medio de los hijos, por medio de las redes sociales, de amigos, etc., esto puede ocasionar que el desapego se complique y el sufrimiento aumente.
4.- RESOLVER LO QUE PUEDAN O NECESITEN: Priorizar lo que sea importante para ambas partes y conforme se vayan sintiendo mejor, cambiar el hábito mental de menospreciarte para que puedas valorar los pequeños logros, las pequeñas cosas que haces cada día. Date permiso para ser paciente contigo mismo, para aplazar las decisiones importantes como vender la casa, dejar el trabajo, marcharte a otro lugar, es preferible dejarlas para después cuando tus emociones estén más equilibradas.
5.- PERDONAR: Perdónate tanto a ti mismo como a tu expareja, perdonar implica aclarar aquello que crees que no se hizo bien o disculparse por lo que consideras que podrías haber hecho mejor por la relación. Céntrate en lo positivo: ten en cuenta que para saber cómo afrontar un divorcio lo peor que puedes hacer es centrarte en aquellas cosas que ya no tienes, por ello, en lugar de enfocarte en lo negativo de esta situación es mejor intentar recordar todas las cosas buenas que tienes en tu vida y que te brindó la relación.
El duelo se ha elaborado cuando somos capaces de recordar lo perdido, sintiendo poco o ningún dolor, cuando hemos aprendido a vivir sin él, sin ella, sin eso que ya no está. Cuando hemos dejado de vivir en el pasado y podemos invertir de nuevo toda nuestra energía en nuestra vida presente y en la vida que hay a nuestro alrededor. Cuando hemos distinguido el aprendizaje que dejó la experiencia vivida y deseas tu felicidad y la del otro.