Por L.N. Fernanda Lizeth García Herrera
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) define la educación alimentaria y nutricional (EAN) como “aquellas estrategias educativas diseñadas para facilitar la adopción voluntaria de conductas alimentarias y otros comportamientos relacionados con la alimentación y la nutrición propicios para la salud y el bienestar. Estas estrategias están enfocadas en el desarrollo de habilidades de los sujetos para tomar decisiones adecuadas en cuanto a su alimentación y en la promoción de un ambiente alimentario propicio. Las acciones de educación nutricional se desarrollan en los ámbitos individual, comunitario, y político”.
La EAN es la clave para el presente y futuro de las próximas generaciones. Anteriormente esta educación se daba únicamente en el sector hospitalario a personas con enfermedades crónicas terminales. Posteriormente se empezó a utilizar la EAN de forma preventiva a las enfermedades más comunes, a través de orientación en las escuelas como parte de la formación básica. Sin embargo, como en la definición antes mencionada se explica, esto no es suficiente ya que debe abordarse a nivel individual, comunitario y político, considerando a todos los grupos poblacionales: mujeres embarazadas, lactantes, infantes, adolescentes, adultos jóvenes, adultos y adultos mayores con o sin ningún padecimiento, condición o enfermedad.
La carga genética que nos dan nuestros progenitores nos hace propensos a ciertas enfermedades, pero los factores ambientales modificables son los que detonarán que se expresen enfermedades en nuestro cuerpo. Es decir, si mis padres tuvieron diabetes u obesidad, yo no estoy condenado a vivir esto mismo. Yo puedo retrasar o modificar que estas enfermedades las curse de la misma manera. Si bien hay algunas excepciones, siempre a través de la información y abordaje profesional se podrá dar un mejor pronóstico.
Debido a que en México han aumentado las enfermedades crónicas degenerativas como obesidad, diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, ateroesclerosis, hígado graso, entre otras, y están íntimamente relacionadas con estos factores ambientales modificables que es nuestra alimentación, se creó la NOM-051 que busca informar a la población sobre el contenido alto de azúcar, grasas, sal y calorías en productos comerciales a través de hexágonos negros, dando un abordaje federal en creación de políticas públicas.
De forma individual es común buscar educación alimentaria y nutricional sólo hasta que un médico nos lo indique o se tenga un diagnóstico poco favorable, pero si conocemos y generamos estrategias mientras se tenga salud, será mejor nuestra calidad de vida.
En mi experiencia en consulta nutricional he comprobado que cuando uno de los padres o cuidadores principales comienza a informarse y cambiar sus hábitos dietéticos, todos en su entorno se ven beneficiados.