La felicidad y sus tipos

L.C.T.C. y L.P. Fátima del R. Covarrubias Gurrola

¿Qué significa ser o estar feliz? Frecuentemente se confunden palabras como contentamiento, alegría y felicidad como si fueran la misma cosa y no es así.

De manera muy rápida me gustaría hacer la diferenciación: La alegría es un estado de ánimo que se caracteriza por la satisfacción de haber conseguido algo; decimos “es de carácter alegre”. Por su parte, contento es el que se contiene en sí y no va a buscar otra cosa, indica sentirse satisfecho con lo que se tiene; no se emplea para designar un carácter. Mientras que felicidad es un estado de plenitud donde se valora la vida de una forma positiva. Si somos felices amamos la vida y alcanzamos nuestras metas y las disfrutamos no percibiendo los tropiezos como frustraciones, sino visualizándolos de una forma constructiva y positiva.

El psicólogo estadounidense Martin Seligman plantea que hay cinco tipos o formas de alcanzar la felicidad, haciendo la anotación de que existen factores que  determinan nuestra felicidad: factor biológico, circunstancias sociales y nuestras decisiones de vida. Aquí abordo cada uno de los tipos de felicidad según la clasificación de Seligman:

Emociones positivas/ Vida placentera: es el tipo más básico. Se centra únicamente en ser feliz gracias a lo que experimenta, pueden ser placeres de tipo sensorial y emocional, mismos que se presentan por un periodo corto, incluso fugaz, regidos por circunstancias externas. Ejemplos de este tipo puede ser lo que se siente cuando se prueba una comida deliciosa, una ducha caliente, convivencia con seres queridos, etc. Es importante decir que las personas que se rigen por este tipo de felicidad son controladas por las circunstancias, lo efímero y variable de los placeres que son externas a ellas.

Vida comprometida: este nivel puede adherirse al antes expuesto. No sólo centra el disfrute en los placeres del exterior, sino que involucra el ser interno de la persona, pues se implica con todas sus fuerzas en la actividad que realiza, prestando su atención a sus actitudes internas. Aquí se utilizan las fortalezas personales para obtener numerosas gratificaciones en los principales ámbitos de la existencia. Las personas pueden encontrar este tipo de felicidad interpretando lo que sucede y no el hecho en sí. Ejemplos de este tipo de felicidad son: hacer ejercicio, leer un libro, tocar un instrumento, pintar un cuadro, enseñar algo a otra persona.

Relaciones: Esta felicidad se presenta cuando somos capaces de disfrutar de los placeres exteriores y además desarrollar nuestras fortalezas personales. Hay personas que sólo se sienten felices cuando comparten su tiempo con otros, ya sea ayudándolos o realizando otras actividades. Todos, sin duda, necesitamos participar en comunidad y sentirnos queridos y apoyados para ser felices. Ejemplo de este nivel de felicidad es la visita a asilos, hospitales, casas hogar, apoyo a indigentes, por parte de personas que lo hacen por gusto.

Vida significativa: La persona emplea sus virtudes y fortalezas al servicio de algo que se encuentra fuera de ella y que da sentido a su vida. Por ello, dependiendo de cada persona y sus características, desempeñan actividades de un tipo u otro. Ejemplo de esto es cuando se establecen metas como ayudar porque este mundo sea más justo, facilitar la educación de personas desfavorecidas o ser voluntario de alguna organización.

Éxito y sentido de logro: Esta es la plenitud de la felicidad. Como ya sabemos, necesitamos sentirnos competentes y ser autónomos en nuestra vida, para ello solemos establecer metas con las que podamos desarrollarnos y perseguir nuestros éxitos; dichas metas nos ayudan a seguir creciendo como personas y a nivel profesional. La confianza será indispensable para alcanzar este tipo de felicidad ya que es la que permite que nos sintamos competentes con lo que hacemos. Aquí es importante la motivación porque es lo que da sentido a la vida y nos permite realizar planes encaminados a la realización. Ejemplo de este tipo de felicidad es cuando se disfrutan las sensaciones, una circunstancia externa, ayudar a otros, pero sobre todo, cuando somos capaces de relacionarnos con nosotros mismos, sintiendo paz y satisfacción con lo que somos y con lo que hacemos.

Como ya he dicho, hay  factores que intervienen para el alcance de la felicidad y obviamente no todo lo podemos controlar, pues basta mencionar que el aspecto biológico aporta a este objetivo nada más y nada menos que un asombroso 50 por ciento, mientras que un 10 por ciento es determinado por las circunstancias de la vida, pero sin duda, en este espectro no podemos dejar de considerar el asombroso 40 por ciento que depende de nosotros para generar este estado de plenitud que aporta  a nuestra vida, entre otras cosas: una sensación de bienestar, mejora nuestro sistema inmunológico y nos ayuda a ser más longevos.

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